Silifke

El mejor momento para visitar Silifke es durante la primavera (abril a junio) o el otoño (septiembre a octubre), cuando el clima es suave y agradable, con temperaturas entre 20-30°C, ideal para explorar ruinas antiguas y playas sin el calor extremo del verano ni las lluvias del invierno. En estas épocas, los festivales locales y la vegetación exuberante realzan la experiencia, aunque el verano atrae a quienes buscan sol y mar, a pesar de las multitudes y el calor intenso.

Las atracciones imprescindibles en Silifke incluyen el Castillo de Silifke, una fortaleza medieval con vistas panorámicas al río Göksu y al mar; la antigua ciudad de Uzuncaburç (Olba), con sus impresionantes templos romanos y helenísticos como el Templo de Zeus; la Cueva de Astim, un sitio natural misterioso con formaciones rocosas y leyendas locales; y las playas como Uzuncaburgaz o Yeşilovacık, perfectas para nadar en aguas turquesas. No te pierdas también el Museo de Silifke para artefactos históricos y el puente romano de Kızkalesi cercano, que añade un toque de aventura arqueológica.

La cocina local de Silifke es una deliciosa fusión de la gastronomía mediterránea turca, destacando por sus platos frescos y sabores intensos, con énfasis en mariscos y productos del mar como el pez espada a la plancha o calamares fritos, gracias a su ubicación costera. Prueba el kebab de Silifke, hecho con carne de cordero local y especias aromáticas, o los mezes variados con yogur, aceitunas y hierbas frescas. Los postres incluyen baklava con nueces y frutas de temporada como granadas y higos, todo regado con el famoso vino de la región o té turco; es una cocina saludable, auténtica y accesible en los mercados y restaurantes familiares.