Sóller

El mejor momento para visitar Sóller es durante la primavera (de marzo a junio) o el otoño (de septiembre a noviembre), cuando el clima es templado con temperaturas entre 15 y 25 grados Celsius, ideal para explorar el valle sin el calor sofocante del verano ni las lluvias del invierno. En primavera, los naranjos florecen y llenan el aire de fragancias cítricas, mientras que en otoño se celebra la cosecha de frutas, con menos turistas que permiten disfrutar de una experiencia más auténtica y precios más accesibles en alojamientos y restaurantes.

Las atracciones imprescindibles en Sóller incluyen el histórico tranvía de madera que recorre desde Palma hasta el pueblo, ofreciendo vistas panorámicas del valle; el Puerto de Sóller, con sus playas como Playa d'en Repic y el paseo marítimo lleno de cafés y yates; el Museo Can Prunera, una joya modernista con exposiciones de arte del siglo XX; y el Jardín Botánico, un espacio de 8.000 metros cuadrados con plantas autóctonas y un estanque de nenúfares. Además, no te pierdas la Plaza de la Constitución para sumergirte en la vida local y las rutas de senderismo en la Sierra de Tramuntana para vistas espectaculares.

La cocina local de Sóller es un reflejo de la tradición mallorquina, con énfasis en ingredientes frescos y de temporada, destacando el 'pa amb oli' (pan con aceite de oliva, tomate y ajo) como plato estrella, acompañado de sobrasada y queso mahonés. En el puerto, se especializan en mariscos y pescados frescos como la caldereta de langosta o el frito mallorquín, mientras que los cítricos del valle inspiran postres como helados de naranja o licores de limón. Prueba también la ensaimada, un bollo espiral relleno de crema, en las pastelerías locales, y visita mercados para saborear productos artesanales como miel y aceite de oliva virgen extra, todo maridado con vinos de la región de Binissalem.